Hace un año quise rendirme, llevaba demasiados años viviendo por resignación, sin querer despertar ni un día más. Nada me compensaba ni me valía la pena. Todo en mi vida era negativo, negro, no tenía nada ni nadie. O al menos, eso es lo que mi cabeza creía.
El mismo día de mi cumpleaños decidí cerrar el ciclo de mi vida y poner fin a todo.
Por suerte el destino quiso que no cumpliese mi objetivo de suicidarme.
Tras una semana ingresada en el hospital, salí con la misma resignación y con la misma visión de no querer vivir.
Mi hermano es amigo de Ainoa y me propuso que la conociese.
Yo no tenía ninguna esperanza en que pudiese ayudarme. Primero porque había estado en manos de muchos psicólogos y psiquiatras y ninguno habían conseguido nada, ni a través de medicación. Y segundo porque yo pensaba que nadie podría cambiar mi vida, porque era así de miserable, porque yo era así y no había nada que cambiar.
Pero si, absolutamente todo cambió el día en que conocí a Ainoa.
Supo desde el primer momento como me sentía. No me juzgó por lo que había hecho, ni me hizo sentir mal o culpable. Sino que me hizo sentirme más comprendida de lo que nunca me había sentido y empezó a hacer que mi vida empezase a parecer un poquito más brillante.
No sabría explicar muy bien cómo hace exactamente para hacer que mi mente haya cambiado tanto en tan poco tiempo.
Solo sé que semana tras semana iba consiguiendo un pequeño cambio. Y aunque mi poca confianza y seguridad en mi misma (y en todo lo que me rodea) me hacía creer que solo estaría bien a momentos, y que luego todo volvería a ir mal, lo cierto es que después de un año mi vida ha dado un giro de 180 grados en todos los ámbitos.
Me valoro, he conseguido mejorar en las relaciones sociales. He conseguido tener ganas de salir a la calle, de socializar, de hacer planes, de conocer a gente, de hacer deporte, de vivir sin depender de un chico que esté a mi lado y me haga sentir querida. He conseguido salir de la cama por las mañanas, pasar los fines de semana sola sin sentirme fracasada, disfrutar con mi familia, incluso he encontrado un trabajo que me gusta.
Y todo eso lo he logrado gracias a que Ainoa ha hecho que mi mente vaya transformándose y que empiece a verlo todo de otra manera, todo como realmente es.
Me doy cuenta de mis virtudes, de que tengo a gente que me quiere. Que si alguien me hace daño me puedo recomponer y sobretodo, que a pesar de que el dolor a veces sea insoportable, luego ese dolor pasa.
Aún estoy en construcción, me quedan muchas cosas por mejorar. Me siento aún muy débil y si me preguntasen que si quiero vivir muchos años, mi respuesta aún sigue siendo no. Pero tengo lo más importante para mi, que es ESPERANZA. Esperanza que igual que he cambiado mucho en este año, podré seguir cambiando hasta ser una persona fuerte, feliz, segura, autosuficiente e independiente.
A veces parece que no hay salida, que no hay posibilidades de cambio, que todo va mal y es imposible que vaya mejor. O que somos así y nadie puede hacernos cambiar.
Pero, como hice yo, hay que intentarlo una vez más.
Y gracias a que lo intenté con Ainoa, mi vida ahora sí empieza a merecer la pena.