Heridas de la infancia y autoconfianza: por qué te cuesta confiar en ti (y cómo empezar a sanar tu niño/a interior)
Debajo encontrarás el vídeo completo del live con María Mihailova, por si quieres verlo antes o después de leer este artículo.
Si llevas tiempo sintiendo que dudas demasiado de ti, que te comparas, que te exiges el triple o que, por mucho que avances, sigues arrastrando esa sensación de “no soy suficiente”… déjame decirte algo desde el corazón: no es culpa tuya.
Tampoco es un defecto de tu personalidad.
Ni una inmadurez o una rareza.
Muy probablemente tiene que ver con heridas de tu infancia que siguen activas en tu presente, aunque nunca te hayan hablado de ellas.
En el live que compartí con la coach estratégica María Mihailova, de Creando Felicidad, hablamos de las heridas, la autoconfianza, el perfeccionismo, el niño interior, el dibujo neurográfico, la grafología… y de por qué tantas personas sensibles sienten que viven en alerta, sin acabar de sentirse a salvo en sí mismas.
En este artículo te cuento lo esencial para que empieces a entender lo que te pasa, te reconcilies contigo y abras una puerta nueva hacia tu sanación.
Qué son realmente las heridas de la infancia (y por qué quizá no te habías dado cuenta)
Una herida no es solo un gran trauma —de esos que salen en las películas—.
Una herida es, sobre todo, una necesidad emocional que no fue cubierta de forma consistente cuando eras pequeño/a: seguridad, cariño, presencia, protección, libertad para ser tú.
Son esas “microcosas” que parecían insignificantes… pero que tu sistema interpretó como un “no estoy a salvo”, “molesto”, “no me ven”, “no soy suficiente”.
Cuando creciste con mensajes así, aunque fueran silenciosos, tu cerebro aprendió a sobrevivir, no a confiar.
Y ese aprendizaje sigue intacto en la vida adulta… aunque tú ahora ya no tengas tres años.
Cómo afectan estas heridas a tu autoconfianza (aunque parezca que no tienen relación)
Lo hablamos en profundidad durante el directo: cuando en tu infancia faltó seguridad, alguien que te protegiera, que validara tus emociones o que te diera permiso para ser tú… florecen tres grandes consecuencias:
1. La sensación de que “el mundo no es un lugar seguro”
Esto hace que te cueste confiar en los demás y, por extensión, en ti.
2. La vergüenza de ser tú misma
Muy ligada a la herida de humillación: ese rubor interno que aparece cuando te muestras, opinas o haces algo imperfecto.
3. El perfeccionismo y la autoexigencia
No son virtudes, sino síntomas.
La búsqueda continua de validación externa nace de una creencia profunda:
“Solo valgo si lo hago bien. Si fallo, dejo de valer.”
Si te reconoces en esto… respira tranquila, que afortunadamente es algo que se puede cambiar!
Sanar las heridas de infancia: el papel fundamental del adulto que eres hoy
Como bien dijo María:
“Sanar es hacer el duelo: aceptar lo que fue, permitirte sentirlo y soltar la expectativa de que tus padres vuelvan atrás a repararlo.”
Sanar no es culpar.
Sanar es asumir la responsabilidad de darte hoy lo que ayer te faltó.
Eso es la reparentalización: convertirte en la adulta que te mira, te cuida y te sostiene con amor.
Y sí, a veces toca sentir rabia, tristeza o vacío.
Pero esos sentimientos -aunque a veces te parezca que te rompen- en verdad te liberan.
El Dibujo Neurográfico: una herramienta para reeducar tu cerebro desde la suavidad
Una de las partes favoritas del live fue cuando María explicó esta técnica.
El dibujo neurográfico es una mezcla preciosa entre mindfulness, coaching y arteterapia.
Cuando dibujas líneas sinuosas, no habituales, estás interrumpiendo rutas neuronales automáticas creadas por tus heridas.
Es como decirle al cerebro:
“Eh, podemos hacerlo de otra manera. Podemos crear un camino nuevo y más amable.”
Para patrones profundos (como la baja autoconfianza), pueden hacer falta 10 a 30 dibujos sobre el mismo tema.
Para asuntos más puntuales, 1 o 2 pueden ser suficientes.
Y lo mejor: una vez lo aprendes, lo llevas contigo siempre.
Grafología y autoconfianza: lo que revela tu letra sobre tu mundo interno
Aquí entré yo, como grafóloga, para explicar algunos signos que suelen aparecer en escrituras de personas inseguras:
- Letra muy pequeña: necesidad de hacerse invisible.
- Presión débil: poca energía vital o miedo a imponerse.
- Inclinación hacia la izquierda: dudas y dificultad para abrirse al mundo.
- Firma mucho más pequeña que el texto: baja autoestima o discrepancia entre lo que muestras y lo que sientes.
Y también hablamos de cómo es una escritura más equilibrada: limpia, clara, legible, sin extremos.
La letra nunca miente… pero tampoco juzga. Solo te muestra dónde estás.
Cómo empiezas a notar que tu autoconfianza está sanando
Los cambios no llegan como una explosión de fuegos artificiales.
Llegan en pequeños gestos:
decir que no, pedir algo sin miedo, atreverte a hablar en un grupo, hacer algo imperfecto sin castigarte.
Por eso es tan importante que te observes, que registres tus avances, que te felicites.
La autoconfianza no aparece de golpe: se cultiva.
El paso final (y el más importante): darte permiso
Permiso para sentir.
Para llorar.
Para ser vulnerable.
Para mirar tu historia con amor.
La vulnerabilidad no te hace débil.
Te hace honesta.
Y es desde ahí desde donde empiezas a sanar.
Mira el live completo con María Mihailova
Arriba tienes el vídeo incrustado.
Si este artículo te ha removido algo, el directo te va a dar un abrazo de claridad y alivio.
Prepárate un te calentito o tu bebida favorita y dale al play.
Aquí puedes seguir a María en instagram, y si te apetece, te recomiendo apuntarte a su training gratuito “Crea la vida que sueñas”, que podrás disfrutar del 8 al 23 de Diciembre.
¿Quieres seguir profundizando en tu autoconfianza?
Si eres una persona sensible, o estás opositando, o simplemente estás cansada de dudar de ti… Seguramente te ayude mi meditación gratuita para crear tu espacio de seguridad.
Es suave, profunda y muy práctica, así que espero que te sirva mucho (igual que este directo).
Un abrazo, cuídate mucho,
Ainoa
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