La vida puede ser dura a veces ¡Fortalécete!

Fausto elige un sitio que le guste.

Planta allí su trípode, su colchoneta y le da a grabar.

Así lleva haciendo desde 2012.

A día de hoy tiene tiene cientos de vídeos en su canal de youtube, 4 millones de suscriptores y casi medio millón de visualizaciones.

Pero yo no sabía nada de eso cuando le descubrí hace unas semanas.

Todo lo que vi eran vídeos (bastante austeros) de un Adonis de ébano, que hacía ejercicio al aire libre sin más ayuda que sus brazacos esculpidos en piedra.

Como yo estaba buscando ejercicios que pudiera hacer fácilmente en mi salón y su método no requiere de mucho espacio, consiguió que me hiciera seguidora.

El chico es muy simpático, tiene rutinas variadas y siempre está sonriendo.

A ratos suelta pequeños discursos motivadores, para hacernos ver que la vida no es fácil, que siempre tienes que dar más de ti porque a veces las circunstancias son extremas y te lo exigen.

Que la vida no es cómoda, hay que esforzarse por superarse a uno mismo y lograr lo que deseas.

No puedo estar más de acuerdo con él (te lo cuento más abajo).

Pero lo que más me alucina de Fausto es… ¡¡¡que tiene 53 años!!!

¡¡53!!

¡Pero si parece un treintañero!

Cuando lo descubrí me entró una mezcla de admiración, envidia y vergüenza… porque yo con 18 años menos no tengo ni la mitad de su aguante…

¿Pero sabes cuándo le admiré más aún?

Cuando le vi vulnerable, en un vídeo en el que no rindió como nos tiene acostumbrados.

Creo que ese día estaba triste, además de algo fondón (contó que estaba de vacaciones y no se había privado de nada, porque la vida está para disfrutarla también; no todo es sacrificio y autosuperación).

Entre ejercicio y ejercicio -para recuperar algo de respiración- fue contando la historia de su infancia.

En resumidas cuentas, su madre murió cuando él tenía 4 años y el padre se desentendió. Así que su abuela se tuvo que encargar  de cuidarle a él y a sus 9 hermanos.

No tenían ni para comer.

Literalmente.

Ayudaban a su abuela en el puesto de comida ambulante que ésta regentaba, y comían de las sobras que quedaban del día.

Como él dice, nació en “cuna de paja”.

Aprendió desde muy pronto que la vida puede ser realmente dura. Así que los que hemos tenido más suerte en la vida y nos han tocado mejores circunstancias, no debemos tirar la toalla en cuanto las cosas se tuercen un poco, porque no sabemos la suerte que tenemos. 

Y mientras contaba esto, me pareció que estaba a punto de echarse a llorar.

Pero Fausto no paraba.

Seguía respirando y continuaba con los ejercicios.

¡Me pareció tan tierno y valiente!

Porque oye, podría haber cortado las escenas en las que se le ve hecho polvo y haber montado el vídeo como si lo estuviera dando todo durante esos 45 minutos.

Podría haber dejado de grabar durante los días que había ganado peso hasta que recuperara su forma.

O haberse puesto una camiseta para disimular.

Podría haber dado una imagen de He-man invencible y eternamente motivado.

Pero no.

Ahí estaba él, sudoroso bajo el sol abrasador de Colombia, en medio del campo dando saltos con la respiración entrecortada y las rodillas llenas de piedrecitas.

Maravilloso.

Yo no sé a ti, pero a mi este tipo de personas auténticas, que tienen las narices de mostrarse tal y como son, me resultan un soplo de aire fresco en este mundo digital tan falso en el que vivimos.

Así que le estoy agradecida por su ejemplo verdaderamente motivador, y por recordarme cada día que debemos fortalecernos por fuera y por dentro, para hacer frente a lo que nos echen.