Puedes escuchar el artículo aquí:
Madurez emocional
La madurez emocional no tiene nada que ver con la edad, con los años que tenemos de experiencia en la vida.
Todos conocemos a personas de “taitantos” años que parecen niños pequeños, que toman malas decisiones, que son egoístas o vengativos.
Y otros jóvenes que destilan una inteligencia emocional sorprendente para el poco tiempo que llevan en este mundo.
En gran parte esta madurez viene dada por las responsabilidades que vamos adquiriendo desde pequeños.
Pero también con los golpes de la vida, con las experiencias que vivimos y cómo las gestionamos.
Además influye el aprendizaje social, en quién nos fijamos, qué estrategias de afrontamiento vital copiamos o imitamos de niños.
Pero también siendo adultos, porque incluso ahora podemos (y debemos) tomar como referentes a otras personas que han vivido situaciones difíciles y han salido reforzados de ellas.
“La madurez se alcanza cuando ya no tengo la necesidad de culpar a nada ni a nadie de lo que me sucede” – Anthony de Melo
La madurez tiene mucho que ver con el autoconocimiento, la autoestima y la confianza personal.
Estar a gusto contigo mismo, quererte y saber quién eres te aporta una tranquilidad y una seguridad que te lleva a relacionarte mejor con los demás, a sentirte más fuerte y confiar en que, sea lo que sea que te traiga la vida, conseguirás estar bien en el fondo.
Aunque te pongas triste, aunque te enfades, aunque sientas miedo. Estarás a salvo “en casa”, en tu interior. Y sabes que sabrás adaptarte y sacar lo mejor de cada situación. Así que aceptas lo que venga, fluyes con la vida, dejas de oponer resistencia.
Entiendes que no hay mayor amor que el propio. Que no hay amor ahí fuera capaz de llenar el vacío interior que sientes cuando no te quieres ni te respetas a ti mismo.
Que sólo te corresponde a ti darte lo que necesitas, es tu responsabilidad tener una firme autoestima y una buena filosofía de vida que te ayuden a resistir lo que venga.
La madurez emocional es un proceso paulatino de crecimiento y requiere voluntad, que tomes un rol proactivo, que quieras mirar en tu interior.
15 señales de madurez emocional
¿Cómo saber si estás avanzado en este tema? Atento a estas señales, que te harán ver si tienes buena madurez emocional:
1) Sabes lo que sientes y piensas: lo cual te aporta un mayor equilibrio emocional, no te pasas la vida en una montaña rusa de subidas y bajadas incomprensibles.
Sabes de dónde vienen esos sentimientos, los ves venir porque estás en contacto con tu interior, dejas de ser un extraño para ti mismo. Ves los resultados que generan tus actos y palabras; sabes que tienen un impacto dentro de ti, y ahí fuera.
Por eso te vuelves más responsable y respetuoso, cuidas lo que dices y eliges lo que callas. Básicamente adquieres mayor inteligencia emocional.
2) También detectas mejor las emociones ajenas: tratas de comprenderles más, de profundizar en sus motivaciones, entender qué les ha llevado a pensar, sentir o actuar de ese modo; en lugar de enfadarte o lanzarte directamente a juzgarles. Gracias a esto, resuelves los problemas cotidianos de forma amorosa y eficaz.
3) Eres más respetuoso con las opiniones ajenas: porque comprendes que cada uno tiene su historia y su forma de ver el mundo; y que eso no supone una amenaza para ti.
Tú tienes claro lo que piensas y sientes. Te dejas empapar por las opiniones ajenas que consideras adecuadas. Y las que no, simplemente las escuchas, las respetas y las dejas pasar, sin llevártelo al terreno personal ni tomártelas como una ofensa.
Porque sabes que el hecho de que los demás estén en desacuerdo contigo no significa necesariamente que tú estés equivocado, o que tu opinión no sea igual de valiosa que la suya.
Así que entras menos en confrontaciones -y aunque eres capaz de discutir con los demás, ya no te alteras-.
4) Cuando maduras, eres capaz de empatizar con los demás sin sentirte abrumado por sus emociones. Escuchas, apoyas y acompañas de corazón, pero no te “manchas” con sus sentimientos. Porque sabes que no es justo para ti, ni para ellos.
Cuando hacías tuyos los asuntos y preocupaciones ajenos, desgastabas tu energía, perdías objetividad y fuerza.
Y sabes que en esos momentos, los demás necesitan un apoyo sólido, un guía neutro, un faro fiable.
Por eso te conviertes en alguien muy respetable, de quien todo el mundo se quiere rodear por tus sabios consejos imparciales, justos y amorosos.
5) Te haces cargo de tus propias emociones de forma adulta, sabiendo que no hay necesidad de reaccionar o actuar en cuanto sientas algo o te alteres.
Simplemente observas, aceptas y asumes tus sentimientos.
Comprendes que no son más que emociones, que son pasajeras, que son naturales, que provienen en gran medida de tus propios pensamientos, y que no siempre te vas a sentir del mismo modo.
Procuras tener paciencia, autocontrol y respeto hacia ti mismo. Así si te ofendes o molestas, tomas distancia, tratas de comprender qué es lo que te ha provocado realmente esa emoción, y una vez has ordenado, aclarado y enfriado tus pensamientos y sentimientos, ya pasas a la acción. Te encargas de poner límites y solucionar lo que consideras necesario, desde la claridad y la inteligencia, siendo proactivo (en vez de reactivo).
6) No juegas con las emociones ajenas: eres conscientes de que esta sabiduría emocional conlleva una gran responsabilidad, porque no todo el mundo tiene igual de trabajado su mundo interno. Sabes que juegas con ventaja, así que tienes respeto hacia los demás y tratas de ponérselo fácil, allanándoles el camino humildemente.
El otro día hablando con Macarena (nombre en clave de una de mis clientas), se dio cuenta de la madurez emocional que está logrando gracias a su trabajo interno.
Hace unos meses cortó su relación amorosa, porque la situación no iba bien entre ellos.
Ahora ha empezado a sentir nostalgia y se ha visto tentada a llamar de nuevo a su ex novio.
Pero en lugar de dejarse llevar por su impulso, ha parado, ha observado sus sentimientos sin negarlos ni bloquearlos. Se ha dado cuenta de que lo que echa de menos no es tanto a su ex como tal, sino la vida que tenían, las cosas que hacían juntos, el sentirse acompañada.
Macarena sabe que si descuelga el teléfono, es muy probable que su ex vuelva corriendo a su lado.
Pero también sabe que no es justo para él, ni para ella. La relación no funcionaba desde hace tiempo, llevaban años arrastrando problemas sin resolver y se estaban haciendo daño mutuamente.
Así que, por respeto a ambos y a la decisión que tanto le costó tomar en su momento, -sabiendo que era lo mejor para los dos-, ha decidido actuar de forma adulta.
Se ha encargado de su dolor y de su melancolía. Está dejando que reposen, sabiendo que no se sentirá así eternamente, y que no pasa nada, está a salvo y no va a morir por estar un poco triste.
Macarena va a permitir que su pareja vuele libre para rehacer su vida, a pesar de que no sea lo que más le apetezca ahora mismo.
7) Cuando eres emocionalmente maduro piensas en el bien común, no solo en lo que a ti te beneficia o te apetece. Enfocas las relaciones desde la justicia, el equilibrio entre dar y recibir. Buscas un beneficio mutuo y lo fomentas con cada una de tus acciones y palabras.
8) Aprendes a abrirte emocionalmente: Ya no le temes al cariño, a la conexión con los demás, al amor ni al compromiso.
Aunque sepas que existe la posibilidad de sufrir cuando mantienes una relación con otro ser humano (de todo tipo, no sólo de pareja), no dejas que tus miedos te cierren y alejen de los demás. Así que superas tu coraza protectora, confiando en ti y en los demás.
9) Cuando tienes madurez emocional, disfrutas tanto del tiempo en soledad como del compartido: Como propicias relaciones sanas y equilibradas, te gusta estar con tu gente. Os lo pasáis bien juntos, compartís tiempo de calidad y os recargáis de energía mutuamente.
Pero no necesitas a los demás para sentirte bien. No te hace falta estar rodeado de gente a todas horas, por muy sociable que seas.
Te encargas de tu vida y tus asuntos, tratas de ser independiente y autosuficiente en la medida de lo posible. No pretendes que sean los demás quienes solucionen tus problemas, tomen tus decisiones, ni quienes te salven de ti mismo.
Como tienes buena relación contigo y te sientes a gusto con tus pensamientos, eres capaz tanto de estar en silencio, como de “estar hacia afuera”.
“Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa. Porque su confianza no está en la rama, sino en sus propias alas.” -Anónimo-
10) No te castigas por cometer errores: Procuras mejorar y aprender continuamente.
Asumes tus equivocaciones sin “echar balones fuera”, te responsabilizas de las consecuencias de tus actos y comprendes que fallar es lo que te permite saber qué camino NO debes seguir.
Así que no te empecinas en que las cosas salgan como tú quieres.
Ves oportunidades de crecimiento en los golpes de la vida, te conviertes en alguien con resiliencia, que crece con la adversidad, sin caer en el derrotismo ni la negatividad.
11) Dices “adiós”. Aunque te duela y te cueste. Has aprendido a desapegarte emocionalmente de las personas, las cosas, las situaciones,… sin empeñarte en seguir sacando agua de un pozo que ya está vacío.
Pero agradeciendo y valorando lo que te ha aportado.
Eres consciente de que la vida consiste en una sucesión de etapas y que todo está en constante movimiento. Procuras fluir con los cambios y aceptarlos tal como vienen, sabiendo que necesitas tener las manos libres para abrazar lo nuevo que venga.
12) Tienes paciencia y confianza, permites que cada proceso lleve su ritmo y sus tiempos. No pretendes acelerar las cosas ni huir de tus sentimientos, a pesar de que a veces sean incómodos.
Tienes fe en que al final todo saldrá bien y habrá servido para mejorar y crecer.
No huyes de los conflictos ni tiras la toalla a la primera de cambio, procuras arreglar tus asuntos con cuidado y cariño, pero siendo consciente de cuando ya no hay solución y se debe mover ficha.
13) Miras sin dolor hacia tu pasado emocional, porque has sanado tus heridas. Resuelves los asuntos que aún tenías abiertos, aceptando las cosas que sucedieron, y perdonando (a los demás y a ti mismo).
14) Vives centrado en el presente. No te pasas la vida echando la vista atrás, recordando el pasado. Sabes que eso ya se fue y que el futuro todavía no existe. Que lo único en lo que puedes hacer algo es en el aquí y ahora de cada momento.
15) Dejas de quejarte. Comprendes que a veces la vida es incómoda y dolorosa. Aceptas que a menudo las cosas no salen como uno las había planeado, y que quejarte sólo drena tu energía y paciencia, llenándote de negatividad. Así que te centras en actuar más y criticar menos.
O cambias, o aceptas.
Recuerda que -como en casi todo en esta vida-, hay diferentes grados.
No es que “o eres emocionalmente maduro o no lo eres en absoluto”.
Puede que en unas áreas de tu vida lo seas más que en otras. O que en la mayoría de situaciones te comportes como un adulto, pero en otras circunstancias algo menos.
Lo importante es tener en mente todas estas señales que hemos visto, para tratar de ir siguiéndolas y avanzar por la vida de forma fluida.
Así que ahora piensa:
¿Qué grado de madurez crees que tienes ahora mismo?
¿En qué áreas de tu vida te cuesta más?
¿Qué puedes hacer para mejorar?
Si viniera tu “yo del futuro” (esa versión tuya madura y sabia que ha aprendido con la experiencia y los años)… ¿Qué te aconsejaría? ¿Qué te diría en estos momentos?
¿Quieres avanzar más rápido?
Si después de leer el artículo te has dado cuenta de que te falta camino por recorrer, y te gustaría contar conmigo para hacerlo más fácil y rápido aquí me tienes.
Te aconsejo ir a por todas y lanzarte de lleno.
Y para eso, lo mejor que te puedo ofrecer es mi Sistema Ai hop, uno de los procesos de desarrollo personal más completo, profundo y personalizado que vas a encontrar en el mercado.
Y lo sé porque aúno en él todas las técnicas con las que trabajo.
Por los buenos resultados que han cosechado mis clientes.
Y porque elaboro con mucho mimo cada sesión, personalizando de forma artesanal cada ejercicio y formación que haremos, adaptándome a tus necesidades en cada momento.
Y es que invertir en ti, en adquirir buenas habilidades y una filosofía positiva de vida, es sin duda la mejor inversión que puedes hacer. Es un seguro de bienestar presente y futuro.
“No esperes que la vida te traiga una carga ligera. Mejor encárgate de fortalecer tu espalda para soportar todo lo que pueda venir”
Recuerda que tienes una sesión gratuita de media hora conmigo (por videoconferencia) para que podamos hablar con calma, conocernos y ver cómo trabajar tus necesidades.
Pide cita sin compromiso:
¡No te pierdas estos artículos!
¿Cómo controlar el enfado? (AUDIO)
Cuando tenemos un conflicto con alguien, es normal que sintamos ira. Pero si no gestionamos bien el enfado, nos puede jugar malas pasadas…
Cómo curar la envidia
Este artículo va acompañado de este audio en el que te doy aún más tips: Consejos para gestionar la envidia A parte
Cómo mejorar tus relaciones interpersonales puede beneficiarte para conseguir empleo
Mejorar tus relaciones es algo en lo que debes trabajar si deseas ser un empleado destacado. Lo podrás lograr mediante trabajo constante y paciencia.
Aihop Coaching te informa que los datos de carácter personal que me proporciones rellenando este formulario serán tratados por Ainoa Espejo Álvarez como responsable de esta web.
La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales que te solicito es para gestionar los comentarios que realizas en este blog.
Legitimación: Consentimiento del interesado.El hecho de que no introduzcas los datos de carácter personal que aparecen en el formulario como obligatorios podrá tener como consecuencia que no atender pueda tu solicitud.
Puedes consultar la información adicional y detallada sobre Protección de Datos en mi página web: https://aihopcoaching.com, así como consultar mi política de privacidad.