Tienes claro lo que quieres conseguir.
Contratas a un coach, te apuntas al gimnasio (a la academia, al curso o donde sea), te compras todo lo que necesitas para empezar, unos cuantos libros del tema en concreto… Vamos, que te dejas una pasta.
Pero a la hora de la verdad, vas a medio gas con tu proceso de cambio.
No pisas el gimnasio ni un tercio de los días que te habías propuesto.
No pasas de la 10º página del primer libro.
Hablas con tus amigos del problema que tienes, y contestas con una excusa a cada sugerencia que te hacen.
Te tiras toda la sesión quejándote a tu terapeuta de todo lo que no funciona en tu vida y de lo que hacen mal los demás, sin dejarle espacio para guiarte hacia la solución.
No dedicas nada de tiempo a hacer los ejercicios que te propone, y tal cual sales de la sesión te olvidas del tema -al menos hasta la siguiente cita, cuando por fin podrás volver a despacharte a gusto-.
Y claro, los cambios tardan en llegar…
¡Pero oye, tú al menos lo estás intentando!
(O eso te dices a ti mismo para quedarte tranquilo) 😑
¿Pero sabes qué pasa?
Que en verdad no quieres cambiar.
Aquí es cuando te explota la cabeza
Sí. Te estás autoengañando.
Sólo estás haciendo lo mínimo imprescindible, “limpias lo que ve la suegra”.
Porque bueno…
En verdad sí quieres cambiar.
Quieres sentirte bien, estar feliz, dejar de sufrir, vivir más fluido. Deseas el resultado.
Lo que no quieres es el proceso de transición.
La incomodidad, el esfuerzo, los sacrificios, el salir de lo conocido, enfrentarte a la incertidumbre, al posible fracaso, al peso del éxito.
Y te comprendo, eh?
No sabes cuánto (a mi también me ha pasado y me sigue pasando a veces)
Porque en el fondo es más cómodo quedarse en la 💩 -que al menos esa ya la conocemos y sabemos cómo funciona-.
Pero entonces ¿¡qué haces sometiéndote a semejante tensión interna!?
¡Suelta tu objetivo, permítete tirar la toalla, date permiso para dejar de esforzarte, ríndete del todo!
Pero hazlo con conocimiento de causa, desde tu libertad, reconociendo conscientemente lo que estás haciendo y comprometiéndote a no volver a intentarlo nunca más.
.
.
.
Paréntesis:
(¿Qué has sentido al leer esas frases, al imaginarte renunciando a tus sueños?
Tómate un segundo.
Respira profundo, cierra los ojos y trae esa imagen a tu mente.Recréate en esa posibilidad, imagínate con todo lujo de detalles rindiéndote y resignándote con la situación que tienes ahora.
¿Qué tal, más liberado y feliz?
¿O por el contrario has sentido resistencias? Como si hubiera una fuerza interior que no te permite dejar de intentarlo.)
Si es así, ¡enhorabuena!
Eso significa que estás mucho más alineado con tu objetivo de lo que creías, que estás haciendo uso de tu libre albedrío, y que seguramente ahora vas a empezar a poner toda la carne en el asador para conseguir lo que deseas, gracias a esta colleja amorosa que te acabo de dar 😉😘
Y si sientes que por más que lo intentas, hay algo que te obstaculiza el camino, cuéntame tu situación, vemos a ver qué puede estar pasando y cómo puedo ayudarte.
¡Que tengas buen día!
Con cariño,
Ainoa
PD: Que conste que esta colleja tiene efecto boomerang y me la aplico también a mi misma jeje
PD 2: He escrito este artículo de forma impactante a propósito, para remover y motivar. Pero quizás no sea tu caso y ya estés haciendo todo lo necesario para mejorar. En ese caso ¡felicidades, sigue así!