¿El Fomo y el Yolo?
¿Esos quiénes son, dos colegas quinquis del barrio?
Qué va, nada que ver.
Son el “Fear of missing out” (FOMO) y el “You only live once“ (YOLO).
O lo que es lo mismo, el miedo a perderte todo lo que se cuece ahí fuera, y el sentimiento de que sólo vas a vivir una vez, así que carpe diem.
Como ves, son dos sensaciones muy contemporáneas, y que las redes sociales nos avivan cada día (y más ahora con la pandemia, que nos sentimos más constreñidos y angustiados, con más ganas de evadirnos).
Hay tal cantidad de información en internet y todo va tan rápido, que podemos saturarnos de estar todo el día conectados, con la intención de no quedarnos fuera del mundo.
Que si los Stories y los Reels de Instagram, el Tiktok, los grupos de Telegram y Whatsapp, los directos, los vídeos en Youtube, las salas de Slack o Clubhouse … cada día hay mil novedades (y cuanta más gente sigas en redes sociales, más contenido para consumir).
Por no hablar de la cantidad de pelis, series y libros que salen antes de que puedas terminar el anterior, los podcast, los webinars ….
¡Qué locura!
No nos da la vida para disfrutar todo lo que hay.
¡Cada vez van más rápido! Nos aceleran el sistema nervioso, recibimos una cantidad ingente de impactos audiovisuales por minuto (podemos llegar a ver en un día lo equivalente a toda la información que veían nuestros bisabuelos en un mes)
Por no hablar de la montaña rusa emocional a la que nos someten…
Tal cual entras, ves el éxito de un conocido que ha logrado algo que tu llevas persiguiendo meses. Vaya, un compañero del instituto ha compartido un texto conmovedor dedicado a su padre recién fallecido por Covid, pobre hombre. La siguiente publicación es de un video-tutorial espídico que debes ver tres veces para enterarte de cómo hacer esos muffins. Después ves la foto de un colega que se ha casado en el juzgado y lamenta tener que haber cancelado la fiesta que hubiera montado de no ser por esta situación. Otro da su opinión incendiaria acerca de un tema polémico, y te revuelve las tripas. A continuación ves un meme que te saca una carcajada. Un amigo ha subido una foto de un viaje que hicisteis juntos hace tiempo,…
Así pasas de la envidia a la tristeza, pasando por la ilusión, la motivación, la melancolía, la risa, el enfado, la frustración, las ganas de hacer cosas, la indignación, la melancolía,… ¡y no llevas ni diez minutos en la app!
Todo un chute de emociones fuertes sin levantarte del sofá.
Un cócktel peligrosamente adictivo para tu cerebro.
Yo me siento abrumada con facilidad (cosa de ser PAS, Persona Altamente Sensible) y por eso mismo utilizo las redes sociales con cuentagotas, procuro no pasar mucho tiempo en ellas, ni ver las noticias más de lo imprescindible para estar informada.
Y si a ti te pasa lo mismo, te recomiendo probarlo también, ya verás qué diferencia.
Porque antes de esforzarnos por hacer las cosas que nos sientan bien, tenemos que detectar qué nos quita la paz interior, la energía o la alegría ¡y eliminarlo cuanto antes!
Por ejemplo, de nada sirve que hagas tus rutinas de autocuidado y te esfuerces por estar a gusto con tu cuerpo, si luego te hablas fatal por dentro y te machacas cada vez que cometes un error.
Pues aquí lo mismo.
La paz interior se consigue (en gran medida) con las pequeñas decisiones cotidianas que tomas cada día.
Así que hoy te animo a que revises tu realidad actual, cómo te encuentras, y que detectes cuáles son esos ladrones de bienestar que te están chupando la energía vital sin que te des cuenta. Y por supuesto, que pongas remedio cuanto antes.
¡Que sin acción no hay transformación!
Y precisamente de todo esto he hablado en la entrevista que me ha hecho Elena Djiggir en Instagram
En ella he estado compartiendo estos tips para gestionar toda esta angustia digital.
8 consejos para evitar la adicción a las redes sociales y a internet:
1º) Reconoce que tienes FOMO: Es un sentimiento que te impulsa a tener malos hábitos y para poder cortar con ello, primero debes percatarte de que lo sientes y de las consecuencias que te trae.
2º) Tómate un descanso de las redes sociales: Pueden ser una distracción divertida, pero en exceso es lo que más genera el FOMO, porque no dejas de ver lo que hacen y enseñan los demás, y tú quieres hacer lo mismo y/o aprenderlo todo. Evita esta trampa, ¡desintoxícate! Observa y limita el tiempo que pasas cada día en redes poniéndote un cronómetro, una alarma o algún sistema que te ayude a tomar consciencia y frenarte. Y antes de entrar a cualquier RRSS recuerda para qué estás entrando, cómo deseas sentirte, de qué huyes, qué evitas usando esa red. Puedes anotarlo en un papel para no perder el foco (ni de tu objetivo, ni del tiempo máximo que te has comprometido contigo mismo a estar ahí).
3º) Cambia la F por la J: En vez de sentirte mal por estar perdiéndote algo, siente alegría por lo que tienes y lo que haces. Cambia la F de fear, por la la J de joy of missing out. No estar en todo significa que estás enfocado y centrado en tus asuntos. ¡Ponte a lo tuyo!
4º) Practica mindfulness y vive en el momento presente: Enfocar tu mente en el aquí y ahora permite que vivas más relajado y consciente de lo que tienes y de lo que está pasando, y que dejes de sentirte ansioso por desear estar en otra parte. Decide aceptar, apreciar y disfrutar de lo que te rodea, de las personas que tienes. ¿Cómo sería tu vida si no tuvieras todo eso? Cierra los ojos e imagínatelo.
5º) Cultiva el sentimiento de gratitud: En lugar de estar deseando cosas que te gustaría tener, valora y siéntete afortunado por la suerte que tienes. ¡Muchos desearían estar en tu lugar! Piensa para qué necesitas realmente eso que deseas, si de verdad te va a hacer genuina, profunda y duraderamente feliz. Puedes escribir un diario de agradecimiento.
6º) Conoce tus prioridades: Si tienes claros tus valores, tus prioridades y tus propias metas, será menos probable que te dejes deslumbrar por lo que los demás tienen o alcanzan, porque tú estás trabajando por lo tuyo y eso te satisface plenamente.
No olvides que las redes son un escaparate y mostramos la cara que queremos que los demás vean, pero esa no es toda la realidad.
7º) Define qué es el éxito para ti: No te compares con las prioridades ajenas, ten claros tus estándares y guíate por tu brújula interna. Encárgate de tu vida y deja de vivir las de otros.
8º) Disfruta el viaje: Enfócate en experiencias enriquecedoras, en lugar de obsesionarte por posesiones o símbolos de éxito. Al final de tu vida, ¿qué crees que recordarás más, las publicaciones que viste en redes sociales, o tus propias vivencias y metas conseguidas? ¡Deja de vivir las vidas ajenas y disfruta la única que realmente tienes!
Y sí, sólo vives una vez… pero vive de forma pausada, saboreando cada instante como si estuvieras en un restaurante gourmet, no engullendo cada segundo como si estuvieras en McDonald’s.