¿Alguna vez te has fijado en lo lejos que te pones del extraño que te para por la calle para preguntarte por una dirección? Y sin embargo, cuando estás sentado en el sofá con tu mejor amigo, te sientas bastante cerca suyo (pero no tanto como con tu pareja).
Pues todas estas cosas las estudia la PROXÉMICA.
¿La qué?
La proxémica. Que no es nada más ni nada menos que la disciplina que analiza las relaciones de proximidad o alejamiento entre las personas (y los objetos), mientras interactúan.
Se fija especialmente en las posturas que adoptan; en si hay o no contacto físico entre ellos y cómo es este (cuántas veces se tocan, dónde, durante cuánto tiempo, con qué intensidad,…)
Es decir, que se puede detectar la afinidad y confianza que tengan dos personas entre sí, observando la distancia que dejan entre ellos.
Pero esto no es sólo interesante saberlo, sino también muy útil e importante.
Es muy útil
Sobre todo si vas a otro país o te relacionas con alguien de otra cultura, porque estos códigos sociales no escritos varían de un lugar a otro.
Además conocer los “límites permitidos” a la hora de acercarnos a los demás nos permitirá ser más asertivos.
También podremos influir en el estado anímico de los demás y fomentar una mejor relación con ellos, respetando su espacio y sus necesidades (y haciendo respetar los nuestros).
Al final se trata de comunicación no verbal, y como animales que somos, nos permite transmitir mensajes sin necesidad de abrir la boca. Y es mucho más poderoso que las palabras.
Gracias a esto, podemos detectar incoherencias en alguien que no se muestra como dice.
Por ejemplo, tu pareja te asegura que te quiere, pero se coloca lejos de ti, va retrocediendo cuando te acercas, evita mantener contacto físico… Ahí notarás una inconsistencia en su mensaje, te sentirás incómodo y perdido, como si algo no cuadrara, no entiendes qué pasa.
También podremos evitar situaciones incómodas si procuramos no invadir el espacio de una persona que esté alterada o enfadada.
Podremos acercarnos emocionalmente un poco más a alguien que necesite nuestro apoyo, poniéndonos cerca suyo e incluso tocándole. Siempre de forma respetuosa, en las zonas permitidas y durante poco tiempo, claro.
Y podremos mostrar que somos de fiar, si respetamos la distancia con quienes no tenemos aún confianza, para que no se sientan invadidos ni atacados con nuestra presencia. Por ejemplo, como te decía, cuando preguntemos a un desconocido por una dirección en medio de la calle, o cuando acabas de conocer a alguien.
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Diferentes espacios
La proxémica regula de forma muy específica las distancias a las que interactuamos; es lo que se conoce como “espacio fijo”.
Y aunque esto puede variar ligeramente de unos países a otros, en la cultura occidental rigen los siguientes márgenes:
- Distancia íntima: La reservamos para personas de nuestra máxima confianza. Es una separación de menos de cincuenta centímetros, en la que es fácil utilizar hablar, gesticular y tocarse.
- Distancia personal: Cuando nos relacionamos con nuestros conocidos, dejamos una separación de entre 50 centímetros y un metro. Esta distancia equivale más o menos a la longitud del brazo (si extendieras tu brazo, llegarías a rozar a tu interlocutor)
- Distancia social: Es la que dejamos al hablar con desconocidos, y suele ser de uno a tres metros (dependiendo del contexto, del lugar, la situación, la confianza que nos transmita la persona, de cómo nos encontramos anímicamente, etc)
- Distancia pública: Es la que mantenemos cuando hablamos en conferencias, hacia grupos de personas. Suele ser a partir de tres metros en adelante, sin límite. En este caso necesitaremos utilizar un tono de voz más elevado, o incluso ayudarnos de un micrófono.
Ahora que conoces las distancias recomendadas, ¿crees que las respetas convenientemente?
Tan perjudicial es acercarse demasiado a los demás (podemos intimidarlos o incomodarlos) como mantenernos demasiado alejados de ellos (daremos sensación de ser tímidos, introvertidos e inaccesibles)
Te invito a que a partir de ahora te fijes atentamente en la distancia que mantienen los demás cuando conversan, y trates de averiguar qué tipo de relación tienen y qué nivel de afinidad sienten entre ellos.
Ya verás todo lo que descubres!! 🙂
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