¡AL ABORDAJE!
Todo el mundo atravesamos por problemas más o menos graves a lo largo de nuestras vidas.
Y todos podemos llegar a sentirnos desbordados en un momento dado, creyendo que las dificultades nos sobrepasan.
Sentirnos débiles, solos, sin energía. Llenos de miedo e inseguridad. Sin una perspectiva limpia y objetiva del problema…
Problemas grandes…
En ocasiones nos pasa ante problemas realmente graves, que nos pillan desprevenidos y nos dejan paralizados, sin recursos.
Como un barquito en el inmenso océano, en medio de una gran tormenta. Intentas agarrar fuerte el timón, las velas, el ancla, sacar todos tus recursos… pero aún así las olas te azotan y te sientes totalmente desorientado… ¡Qué miedo!
Problemas pequeños…
Y otras veces, incluso nos sucede con pequeños conflictos. Dificultades que, conscientemente, sabes que no son gran cosa, pero que hacen que tu “vaso” rebose:
- Quizás han venido demasiado juntos.
- Puede que te hayan pillado en horas bajas.
- Que toquen directamente tus miedos e inseguridades.
- Igual llevabas demasiado tiempo sosteniendo ese “vaso”.
- O todo a la vez…
Creías que el mar estaba en calma, pero poco a poco se te han ido colando pequeños piratas… ¡Y así, casi sin darte cuenta, tu borda termina abarrotada de polizones!
Entonces…
Somos humanos. Vulnerables. Es muy probable que en algún que otro momento pueda llegar a sucedernos todo esto.
En ocasiones sacaremos fuerzas de flaqueza y lograremos avanzar. Y en otras, nos sentiremos perdidos, tristes, con mucho miedo y exhaustos.
Sea como sea, recuerda que no estás solo. Si estás pasando por un momento complicado, tienes un montón de opciones a tu alcance.
Pedir ayuda te hace más humilde, más humano, más inteligente y más valiente.
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¡TODO A ESTRIBOR!
Por desgracia, muchas personas nunca se han atrevido a dar ese paso de pedir ayuda profesional.
Y no es nada más ni nada menos, que por MIEDO:
- Miedo al qué dirán sus allegados.
- Miedo a qué pensará de ellos el coach, psicólogo, terapeuta o el profesional pertinente.
- Miedo a sentirse vulnerables.
- A que cambien demasiado las cosas (paradójicamente)
- O a que no cambie nada y crean que es por su culpa, o que han estado perdiendo el tiempo.
- Miedo a lo que puedan descubrir de sí mismos en la consulta.
- A abrir la “caja de Pandora” y no saber controlar las consecuencias.
- Miedo a sus propios sentimientos.
- Y sobre todo…. Miedo a sentirse fracasados.
¡Sí, sentirse fracasado! Porque creen que pedir ayuda externa es como reconocer que no son capaces de encontrar la salida por sí solos. Y ello les hace sentirse frágiles y perdedores ante la vida.
Y ello conlleva, de forma intrínseca, una gran dosis de vergüenza y culpabilidad. Que añade más piedras al saco.
Inconscientemente se mandan mensajes del tipo “no soy perfecto”, “no valgo”, “no sirvo”… Pensamientos que realmente paralizan y ahogan aún más que los propios problemas en sí.
Si al leer este apartado, algo dentro de ti se ha “movido”, ¡enhorabuena!
Ahora ya sabes qué puede ser lo que te está frenando
Ahora dime:
Si tuvieras que hacer un largo viaje… ¿No preferirías hacerlo acompañado de un buen copiloto?
De los que saben leer los mapas, te ponen tu música favorita, regulan la temperatura del coche y mantienen una agradable conversación contigo ¿Es así?
Y sin embargo, eso no hace de ti un mal conductor.
Tú sabes conducir perfectamente solo. Tu copiloto simplemente te ayuda a llegar mejor a tu destino.
Pues algo parecido hacemos los coaches 🙂
Consejos:
Si estás atravesando un momento difícil, es importante que te trates a ti mismo con el doble de cariño y benevolencia que de costumbre.
Recuerda que eres humano, y que tus mismos miedos los han padecido millones de hombres y mujeres a lo largo de la historia.
Las personas tendemos a hacer una y otra vez lo mismo… ¡Sin darnos cuenta de que así obtendremos siempre los mismos resultados!
La vida no viene con un manual de instrucciones. Cada cual va aprendiendo a hacer las cosas lo mejor que puede, con lo que tiene en cada momento.
Por eso, a veces es bueno rectificar nuestro rumbo e intentar cosas distintas.
Y para ello, nada mejor que confiar en un buen copiloto que sepa cómo acompañar a los demás.
No eres el único
Incluso los profesionales necesitamos a veces la ayuda de otros compañeros.
¡Sí! ¡Nosotros, que tanto hemos estudiado, que a tantas personas hemos ayudado y que (teóricamente) sabemos cómo superar las dificultades!
Porque también somos humanos.
También necesitamos expresar nuestros sentimientos, poner en perspectiva nuestros problemas, y recibir ese bálsamo que son las palabras de alguien que ve con objetividad tu situación desde fuera, y que te ayuda a encontrar más fácilmente la salida.
Porque para ser mejores profesionales y poder servir de ayuda a los demás, primero tenemos que cuidarnos y estar bien con nosotros mismos.
Y porque tampoco nos gusta sufrir, igual que te pasa a ti.
Entonces… ¿por qué no vas a pedir ayuda tú también?
Tu copiloto…
Un buen coach te ayudará a:
- Ver con perspectiva tus problemas, ampliando tu visión y dándoles la importancia que tienen, ni más ni menos.
- Te guiará para no ahogarte con esas olas, ni bloquearte ante los “bucaneros”.
- Te hará analizar esas dificultades, ver cómo son y afrontarlas mejor.
- Te ayudará a descubrir tus propios recursos, a sacarlos y utilizarlos en el momento adecuado…
Porque igual sueles usar tus velas para navegar, pero ya no recordabas que bajo esa trampilla, también tienes un motor que te ayuda a ir más rápido.
Incluso puede que descubras que tienes un montón de remos en las galeras, por si todo lo demás falla.
Y lo mismo has aprendido a guiarte por las estrellas, pero te cuesta interpretar tu propia brújula y ya la tenías olvidada en un cajón…
Tu coach te ayudará a re-descubrir todo lo que tienes a tu servicio.
Incluso te enseñará herramientas, para que trabajes nuevas habilidades y puedas mejorar tu barco.
Así, poco a poco, poniendo mucho de tu parte, confiando en tu copiloto y teniendo paciencia, te darás cuenta de que igual no estabas tan en medio del océano como pudiera parecerte al principio.
Sino que más bien estabas dando vueltas, desorientado…
Y serás capaz de sacar todas tus habilidades para remar en cualquier mar que venga.
¡Recupera el timón de tu vida!
En menos de lo que te esperas habrá tierra a la vista 🙂
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