¿Que NO hacer para mantenerte motivado? Porque tan importante es saber qué hacer, como detectar los saboteadores que te alejan de cumplir muy bien tus objetivos y lograr la vida que deseas.
La máquina de la motivación
En la primera parte de este articulo te conté el sistema infalible de motivación, productividad y efectividad que tiene mi clienta Martina para conseguir sus objetivos.
Y es que para ella es más bien una filosofía de vida, una manera de encarar su día a día, poniéndose metas, comprometiéndose consigo misma y esforzándose por conseguirlas.
Aunque lo tiene tan naturalizado, que no siente ese esfuerzo. Es algo que le divierte. Como un continuo juego, un reto personal que le mantiene activa, centrada, motivada y con ganas de vivir.
Como me dijo el otro día, tiene “mucha hambre de vida, de experiencias”.
Y seguramente parte de su vitalidad venga de la mano de este método de motivación y productividad que implementa de forma envidiable.
Porque cada paso que da le ayuda a confiar más en si misma, a que se conozca mejor, a que se quiera bien, que tenga la vida que desea (porque ella misma la crea), incluso a que descubra nuevos hobbies con los que seguir disfrutando.
Claro, porque como se demuestra continuamente a si misma que sí puede hacer las cosas -o al menos se concede el beneficio de la duda- no se corta las alas.
Se permite probar, intentar, experimentar… e incluso abandonar lo que descubre que no le funciona o no le gusta.
Este sistema de consecución de metas lo aplica en todas las áreas de su vida, casi sin darse cuenta. No sólo en el trabajo.
Siempre que quiere lograr una meta o que se plantea un objetivo, pone en marcha su “máquina de lograr“.
La clave -como bien dijo- está en implementar hábitos y rutinas que le faciliten la tarea.
¿Y sabes qué?
Martina ha llevado fenomenal el confinamiento por el covid-19, porque ha aprovechado mucho el tiempo para escribir, leer, practicar deporte en casa, aprender un idioma, mejorar su alimentación, hacer limpieza de armarios, profundizar en la relación con sus seres queridos, conocerse mejor a si misma,…
¡Y no te creas que Martina es Wonder Woman! que es una persona de carne y hueso como tú y como yo.
Pero se mantiene enfocada, con la mente clara y las emociones bajo control.
De hecho invierte en si misma (tiempo, esfuerzo y dinero) para mantenerse así de estable y animada.
Porque sabe que es más fácil “mantener el campo limpio de malas hierbas para evitar incendios, que tratar de apagar las llamas cuando está todo el monte ardiendo”
Por eso se lo pone fácil y cuenta con ayuda (en este caso, la mía) de forma continua desde hace años. Coaching de mantenimiento y preventivo, podríamos decir 🙂 Nos vemos una horita al mes para ir trabajando los asuntos que le surjan, y así evitar que se le enquisten.
Porque al final somos un todo. Si tenemos problemas en algún área de nuestra vida, eso nos afectará al resto de asuntos. Por eso el equilibrio y bienestar emocional son la base para que todo lo demás vaya rodado.
Porque si tú no estás bien, nada en tu vida lo estará.
¿Cómo evitar desmotivarte?
Lo primero para salir del hoyo, es dejar de cavar.
Así que quizás no sea tan importante detectar todo lo que HAY QUE HACER para estar motivado de manera constante y continua, como detectar todo lo que debes DEJAR DE HACER.
Porque a menudo somos nuestros peores enemigos.
Nosotros mismos nos quitamos la energía, las ganas, la ilusión.
Nos vetamos, nos auto-censuramos, nos llenamos de miedos e inseguridades. Nos quedamos dándole vueltas a la cabeza en un permanente bloqueo mental en el que intentamos controlar todas las variables para evitar que nada salga mal (y lo que conseguimos es que no salga nada. Ni bien ni mal. Que no salga. Dique seco.)
Así que para evitar esa parálisis, o abandonar tus proyectos a medio camino, veamos las conductas a evitar (extraído de mi sesión de coaching con “Martina la hacedora”, más unos consejos extra, cosecha propia):
- No vivas en permanente lucha contigo mismo. Enfoca tu proceso de mejora desde las ganas de estar mejor (no desde la creencia de que tienes que cambiar porque “hay algo malo en ti” -es una diferencia muy sutil pero que lo cambia todo)
- No te machaques ni te critiques tanto ¡Quiérete, déjate en paz!
- No te sobre-exijas. Sé respetuoso con lo que quieres lograr (y sobre todo ten claro para qué quieres conseguirlo)
- No bloquees tu creatividad.
- No tires la toalla. Si te cansas, aprende a descansar, ¡no abandones!
- Negocia contigo mismo, compensa, llega a acuerdos. (Si hoy estás realmente cansado -de verdad verdadera- pues no des el 100% de ti; da el 40% y en cuanto puedas aumenta el nivel de nuevo).
- No agotes tu energía, sé respetuoso con tu cuerpo.
- No empieces con tu objetivo a tope, a lo loco. Cuando comiences algo, ten paciencia, ve aprendiendo, ve fortaleciéndote y adáptate a tus niveles.
- No confíes en tus ganas, sino en sus hábitos y en tu fuerza de voluntad.
- No te autosabotees, no te castigues ni te faltes al respeto haciendo cosas que tiren por tierra todo tu esfuerzo.
- No te hables mal, no te grites ni te insultes por dentro. Cuida muchísimo tu diálogo interno -antes, durante y después de hacer lo que sea-. ¡Tu mentalidad es una de las mayores claves del éxito!
- No dudes de ti mismo. Si empiezas algo con la creencia de que no eres capaz, que se te da mal, que eres torpe o que no te mereces el éxito… ¡apaga y vámonos!
- No te fustigues con todo lo que podrías haber hecho y no has hecho. (En todo caso, si crees que has procrastinado, que te has organizado mal, que no has sabido priorizar o elegir bien… entonces ok, saca los aprendizajes necesarios para que no te vuelva a suceder la próxima vez y sigue avanzando. ¡Pero no te hagas daño con esta sensación de oportunidad perdida! Esto sólo te bloquea, te llena de inseguridades y de culpabilidad.)
- No malgastes energía ni te llenes de miedo tratando de adivinar el futuro y vaticinando todo lo malo que podría pasar (está bien ser consciente y precavido… ¡pero en su punto justo!)
- No pierdas energía mental, céntrate en actuar, en HACER. ¡Baja de la mente al cuerpo, sal de tu bucle mental!
- No pierdas tiempo pensando y analizando cómo te sientes, cómo te encuentras, si esto te apetece, si es lo mejor que podrías hacer,… ¡No te autoevalúes tanto!
- No te motives con la culpa (la que te entra si no haces eso que te habías propuesto). Transfórmala en una motivación madura y libre. Actúa guiado por los beneficios que te aportan tus actos, más que por el miedo a las consecuencias. Haz una lista de todas las ventajas que conlleva lograr tus objetivos -para ti y para tus seres queridos- a corto, medio y largo plazo.
- No te distraigas ni saltes de una tarea a otra. Cuando estés en algo, mantente concentrado hasta que lo acabes.
- No procrastines, no dejes todo para el último momento (ni te distraigas con otras tareas, aunque sean productivas y necesarias).
- No te creas tus excusas (pueden llegar a ser muy convincentes). Abre bien los ojos, conócete, obsérvate. ¿Cuándo y cómo aparecen tus excusas con más facilidad? Sube la guardia y redobla esfuerzos en tus “horas bajas” para evitar sucumbir a esos cantos de sirena que te incitan a quedarte en el sofá.
- No creas que es necesario sobre-explotarte. Ten claro tu nivel, lo que a ti te interese conseguir en cada momento. No te exijas por encima de lo que sabes que puedes lograr, ten claro qué quieres y para qué lo quieres (si sólo quieres aprender a tocar el piano por hobbie, no pretendas convertirte en el nuevo Mozart)
- No te compares con otros (como mucho, hazlo con la persona que fuiste ayer, para ver tu evolución personal)
- No te excuses en la falta de resultados. Si no has conseguido lo que esperabas, inténtalo con más fuerzas o cambia la estrategia.
- No te conformes con lo que ya has logrado. Da siempre lo mejor de ti, haz más de lo que se espera. Fíjate continuamente nuevos objetivos ¡y a por ello!
Y para terminar, te comparto las dos normas del abuelo Rafael (el abuelo del famoso psicólogo Rafael Santandreu, que también debía ser un crack en cuanto a consecución de objetivos y autodisciplina)
Lo que he dicho que iba a hacer, lo hago
Termino lo que empiezo
¿Parece simple no? Pues ahora a ponerlo en marcha.
Si tú también quieres mantener tus emociones a raya para que tu “máquina de hacer” sea tan potente y fiable como la de Martina o la del abuelo Rafael, aquí me tienes.
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