¿Sabes cuando estás malito y guardas reposo para ayudar a que tu cuerpo se cure?
Quizás te quedas una semana en casa, y no hagas otra cosa más que ir de la cama al sofá y del sofá a la cama. Apenas comes porque no tienes ganas, ni te mueves porque te fatigas.
Así que ahí te quedas viendo la tele y leyendo todo el día.
Aparentemente te vas recuperando del catarro / covid o enfermedad que tuvieras…
Pero entonces te da ciática, porque has estado tan en reposo, que tus músculos y tus nervios se empiezan a atrofiar.
Además, como no estás comiendo casi, vas perdiendo masa muscular y te estás quedando debilucho…
Es decir, que solucionas una cosa, pero sin querer descuidas otras que son igual de importantes.
Lo mismo sucede cuando estamos viviendo un duelo (por una ruptura amorosa, por un desengaño, por perder una amistad importante, por la muerte de un ser querido,…)
O cuando vivimos una etapa difícil y no nos apetece hacer nada más que “estar para adentro“.
Dejamos de relacionarnos con los demás, nos encerramos en nuestra mente, abandonamos nuestros hobbies, descuidamos nuestro aspecto, quizás incluso nuestro trabajo y obligaciones cotidianas.
Y claro, al final esto nos acaba pasando factura…
Como siempre digo: “Si todo te va bien, cuídate mucho. Y si todo va mal, cuídate el doble”.
El truco aquí está en ser flexible.
Seguir cuidando todas las áreas importantes de tu vida, pero en la medida que te sea posible ahora mismo.
Como estrategia para que no se desmorone toda tu existencia y para evitar posibles problemas futuros.
Por ejemplo:
Quizás no tengas ganas de socializar como antes, ok, totalmente normal. Pero como sabes que aislarte totalmente es malo para ti, puedes mantener el contacto por whatsapp con tus seres queridos, aunque sea para mandaros algún meme y no sentirte solo/a.
Seguramente no tengas energía para matarte en el gimnasio o hacer actividad física intensa. Pero puedes hacer estiramientos en casa, o ejercicio suave como pilates o yoga.
A lo mejor tener la casa impoluta te cuesta ahora mismo un triunfo. Pero puedes intentar mantener un mínimo de orden y limpieza, para sentirte a gusto con tu entorno y evitar esa sensación de que “todo está mal”.
Meterte en la cocina una hora a preparar platos elaborados igual es impensable ahora mismo. Pero puedes alimentarte de la forma más sencilla, natural y nutritiva posible. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Es fácil que, al no estar siendo tan productivo como eres habitualmente (o al cometer más errores por despiste), te sientas mal contigo mismo. Pero es importante que te hables con amor y condescendencia, para no dañar tu autoestima en estos momentos duros, ¡que bastante tienes con lo que tienes!
En definitiva: busca la manera de mantener el equilibrio en todas las áreas importantes de tu vida siempre (pero más aún en esos momentos duros) para evitar la “ciática emocional” por atrofiamiento.
¡Mucho ánimo!
Ainoa
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