Cómo gestiono mis emociones durante la cuarentena

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Controlar tus emociones, mantener el ánimo alto y tener energía positiva puede ser todo un reto durante este confinamiento en casa por el coronavirus (COVID-19). Hoy te cuento cómo lo estoy haciendo yo.

 

Hola amiga/o,

Espero que estés bien de salud y ánimos.

Por aquí todo bien, por suerte.

Durante la semana y el finde pasados estuve emocionalmente revuelta, pero ya estoy mejor.

Sentía una mezcla de tristeza, irascibilidad, enfadado, desmotivación, cansancio… Un pack completito jeje

¿Y qué me ayudó a regular mi estado?

Lo primero, reconocer mis emociones. Detectarlas y comprender cada una de ellas, qué me pedían, por qué y para qué me surgían. Me permití sentirlas, sin tratar de espantarlas ni luchar contra ellas.

Y las exterioricé respetuosamente.

¿Cómo?

Avisando a mi entorno de que no me encontraba del todo bien, que necesitaba mi espacio y un poco de comprensión.

Es absolutamente natural tener emociones intensas dadas las circunstancias.

¡Tenemos derecho a estar algo alterados!

Pero sin pagarlo con los demás, que tampoco tienen culpa -y están sufriendo igual que nosotros-

¿Qué más hice?

Fui al dormitorio, puse música suave y apagué la luz. Me tumbé en la cama con una postura abierta -sin cruzar pies ni brazos- para que circulara bien la energía. Respiré tranquila y profundamente hasta que me relajé.

Tardé un buen rato, pero procuré no meterme prisa.

Después, a lo largo del día fui haciendo estiramientos musculares -cada 3 horas o así-, aguantando la postura aunque doliera un poco.

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También hice ejercicio intenso para quemar energía, con música cañera de la que te pone de buen humor.

Además de seguir comiendo sano, darme algunos caprchitos -dulces sobre todo, es lo que me pide el cuerpo-, dormir suficientes horas y beber mucha agua.

Porque es realmente difícil tener un buen estado anímico si el cuerpo no acompaña.

EMOCIONES, PENSAMIENTOS y CUERPO

Son tres engranajes que funcionan a la par. Así que ahora más que nunca debemos cuidarlos con mimo.

Ya lo decían los romanos en el siglo I d.C.: “Mens sana in corpore sano” (una mente sana en un cuerpo sano)

Y como todo son ciclos y fases, no vale con hacerlo sólo una vez.

Es necesario mantener lo que nos ayuda, hacerlo cada día; de forma preventiva y cuando notamos que nos empezamos a alterar.

Y aquí quiero puntualizar dos cosas:

 

  • Que es mucho más fácil controlar las emociones cuando están empezando a nacer, que cuando ya están desatadas.
 
  • Y que es importantísimo conocerte a ti mismo, y saber qué te funciona.
 

Por ejemplo, quizás te has dado cuenta de que estos días necesitas más hablar con tus seres queridos, ver que están todos bien. O evadirte y dedicar tiempo al ocio. Quizás has visto que te viene bien cuidarte y mantener tus horarios, sentirte útil y hacer cosas productivas, tener ratos de calma cada día, ayudar a alguien, compartir información o recursos,…

Cada uno tenemos nuestras necesidades y prioridades.

Y está bien así.

¡Haz lo que a ti te funcione para generar la energía y el estado emocional que quieras tener!

Una buena idea es ir anotando en un cuaderno las cosas que te están ayudando a lograr la calma y mantenerte estable. Será tu “botiquín S.O.S.”

Así ya tendrás un pequeño plan de acción. Sabes que cada día te va bien hacer unas cuantas de esas acciones para permanecer animado.

Y en caso de ponerte triste o nervioso, tendrás un montón de ideas para salir del hoyo, haciendo cosas que sabes que te funcionan a ti, porque las has probado antes.

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¡Cuidado con las expectativas y exigencias!

No es raro que estés abrumado y agobiado con la cantidad de opciones, ideas y sugerencias que hay para pasar estos días de aislamiento en casa.

Si te metes en redes sociales, verás que está todo el mundo colgando fotos del delicioso pan que han hecho, del cuadro que han pintado, de las sesiones de ejercicio que están haciendo en el salón, del bizcocho ultra-esponjoso que hornearon esta mañana, de la cantidad de libros que están leyendo, los cursos online que hacen,…

¡Qué agobio!

Parece que todo el mundo está aprovechando a tope el tiempo.

Y claro, comparas, te sientes inferior y crees que si no desarrollas todas tus habilidades y descubres nuevos talentos durante esta cuarentena, estás tirando por la borda tu vida.

¡Se te quedan la autoestima y los ánimos por los suelos!

Así que al final te metes en un bucle auto-destructivo de comida rápida, sedentarismo, Netflix y culpablidad…

¡Pues oye, está bien así!

 

Bueno, entiéndeme:

Está bien que tomes tus propias decisiones y emplees tu tiempo en lo que tú quieras.

 

Si no te apetece aprender a cocinar, abrir un solo libro o levantar el culo del sofá, ¡perfecto!

Siempre que lo hagas con conocimiento de causa, desde la madurez y la libertad. Decidiendo calmada y conscientemente qué es lo que tú quieres hacer con tu tiempo.

Está bien, incluso aunque algún día te entre la pataleta y elijas auto-sabotearte como acto de rebeldía en contra de lo que están haciendo los demás.

(o mejor dicho, lo que quieren que creas que están haciendo, porque estoy 99% segura de que ellos también pasan por baches emocionales; no todo es una orgía de harina y sonrisas)

 

Pero lógicamente, como coach que soy, te animo a que te cuides lo máximo posible durante este tiempo -y siempre-. Que trates de estar lo más animado y que aproveches la oportunidad que supone la cuarentena y tener más tiempo libre.

 

Eso sí, vigila tus expectativas y exigencias.

Lo que crees que deberías estar haciendo y sintiendo, y cuánto te exiges a ti mismo para cumplir con ese ideal que tienes en mente.

Otro buen ejercicio para hacer estos días es precisamente ese:

Anota en tu cuaderno cómo crees que deberías estar viviendo tu confinamiento. Y puntúa del 1 al 10 cuánto te estás presionando a ti mismo para lograrlo.

 

* Por cierto, estos ejercicios de coaching que te estoy proponiendo, son parecidos a algunos de los que suelo mandar a mis clientes del Sistema Ai hop, para que tomen consciencia de su mundo interno y se hagan libres de las cadenas invisibles que les atan al malestar emocional.

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¿Qué más estoy haciendo estos días?

A parte de ser consciente de mis propias expectativas y exigencias (que son bastante altas también), trato de no mortificarme con todo lo que no hago.

Como soy especialista en minimizar mis avances y centrar la atención en todo lo que se me ha quedado en el tintero por hacer, trato de llevar una lista con todas las tareas que voy terminando a lo largo del día.

Desde madrugar o hacer la cama, hasta escribir un post o grabar un vídeo nuevo. 

Trato de poner atención y valorar mis avances, por pequeños que sean.

 

Como es natural, a veces mi productividad baja; sobre todo cuando estoy triste o cansada.

Así que esos días trato de ser mucho más amorosa y condescendiente conmigo misma (que es justo lo contrario de lo que me sale de forma natural, porque tiendo a recriminarme y forzarme a hacer más… por eso tengo que estar muy pendiente para no caer en el error)

 

Aún así, procuro mantenerme activa y seguir trabajando entre semana, respetando mis horarios habituales y descansando los fines de semana, como hacía antes del confinamiento.

¡Y es que a nuestro cerebro le encantan los hábitos y las rutinas  saludables!

Le gusta lo predecible, saber qué va a pasar a continuación, porque así gasta menos energía al no tener que tomar decisiones. Lo que se traduce en menos estrés.

Por eso ahora mismo es más importante que nunca que tengamos horarios estables.

Levantarnos, acostarnos, comer, hacer deporte,… a la misma hora (aproximada) cada día.

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También procuro dedicar un poco de tiempo cada día al ocio.

Estoy viendo series y pelis. Leo cómics, coso, hago manualidades, juego a juegos de mesa, y he hecho algún trabajito de bricolaje casero que tenía pendiente.

Pero es curioso el debate interno que podemos llegar a tener, ¿verdad?

Y algunos de mis clientes me han comentado estos días que a ellos también les pasa:

Por un lado nos sentimos mal cuando dedicamos tiempo a nuestros hobbies. En lugar de disfrutar plenamente, tenemos pensamientos de culpabilidad por no estar haciendo algo “productivo”

Pero si vemos que los días se nos van en trabajar y estar muy ocupados, nos sentimos mal por no aprovechar el tiempo libre en cosas más divertidas ¡Que la vida se pasa volando y hay que disfrutarla!

No sé si a ti también te pasa, pero yo es otra contradicción interna que tengo diariamente, y contra la que tengo que batallar conscientemente.

¡Cómo somos el ser humano!, ¿verdad?

 

Para tratar de controlar esto, a parte de estar pendiente de mis pensamientos y emociones para detectar cuándo empiezo a “fustigarme con el látigo”, procuro mantener mis pensamientos centrados en el presente.

Haga lo que haga.

Aquí y ahora, que es lo único que existe.

Esto me ayuda también a controlar los miedos anticipatorios y la angustia que puedan traer aparejados.

Y cuando me vienen emociones intensas, como te contaba al principio, me doy permiso para sentirlas.

Lloro si me apetece llorar, porque viene bien soltarlo y limpiarme.

Habitualmente todos vamos acumulando “bolsas de tristeza“. Y con todo lo que está pasando, se llenan más rápido aún, así que viene bien vaciarlas de vez en cuando.

Pero por otro lado, trato de desdramatizar, de relativizar la situación.

Soy plenamente consciente de la situación, de los peligros y consecuencias que puede traer. 

Sé y siento intensamente el dolor de muchísimas personas que lo están pasando fatal ahora mismo… (tanto que a veces me abrumo)

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Pero también sé que aunque el mundo esté patas arriba, hay muchísimas cosas buenas en la vida, y que seguimos teniendo mucha suerte.

¡Podría ser peor aún!

Por eso agradezco todo lo que está bien, me doy cuenta de la suerte que tengo, miro a mi alrededor y veo que todavía respiro, que tengo comida en el plato, seres queridos cerca, una casa que me protege, ropa que me abriga,…

 

Este es otro ejercicio precioso que puedes hacer: un diario de agradecimiento donde vayas apuntando todas las “cosas” que te convierten en un afortunado. Cuando las releas te cambiarán el estado de ánimo.

 

Un amigo que te manda un whatsapp preguntándote qué tal vas. Un aperitivo que calma tu hambre entre horas. La pasta de dientes con la que puedes mantener una buena higiene bucal. El agua que aparece mágicamente por tu grifo con sólo levantar la palanca. Un sueño reparador que te has podido echar gracias a esa cama cómoda y a tu pijama calentito,… ¡Hay tantísimo que valorar!

Y si ni aún así te levanta hoy el ánimo, no te agobies.

No pasa nada por estar un poco chof de vez en cuando.

 

Nadie se ahoga por caer al río. Te ahogas por permanecer en el agua.

 

Lo importante es no caer en el pozo de la depresión.

Así que si te notas demasiado bajito de ánimo, con angustia o pensamientos muy negativos, sería bueno que pidieras ayuda cuanto antes.

¡Ya ves que nadie está exento de sentirse abrumado de vez en cuando!

Incluso los profesionales, por mucho que sepamos, también nos alteramos. Porque ante todo somos humanos.

Aunque las herramientas con las que contamos nos ayudan a equilibrarnos mucho más rápido.

Y si nos desbordamos, pedimos ayuda también. ¡Que para eso tenemos la suerte de vivir en una época rebosante de técnicas, terapeutas y opciones variadas!¡

Mantener cada día

Te he contado un montón de técnicas y estrategias que estoy usando yo, por si te sirven para adaptarlas a tu caso.

Pero ten en cuenta que no hay ninguna solución que elimine mágicamente tus problemas.

El ser humano es cíclico.

La vida es cíclica.

Y puedes estar bien durante un tiempo, pero tarde o temprano volverás a estar abajo. Todo lo que sube, baja.

Es totalmente natural.

Así que si no te mantienes atento y te trabajas tu bienestar emocional cada día, puedes caer rápido.

Y más en esta situación extrema que estamos viviendo, en la que el equilibrio interno es tan fácil que se vea afectado.

Humor

Ahora un poquito de humor para tomarnos el confinamiento con filosofía 🙂

Eres un héroe

Esta crisis sanitaria está resultando una situación dura para todos, pero espero que lleves el confinamiento lo mejor posible, con calma y esperanza.

Al final -como casi todo en esta vida- depende mucho de cómo lo enfoques.

Nuestros pensamientos generan las emociones que tenemos.

Si te sientes en casa como en una prisión, te vas a sentir agobiado y estresado.

Pero si eliges ver este aislamiento social como un acto de responsabilidad, de generosidad y de amor hacia la humanidad (y hacia ti mismo), seguramente te sientas más libre y satisfecho.

Y es que, en el fondo, es un acto solidario.

Porque quizás tú estés sano y no tengas miedo del bicho. Quizás lo pilles y lo pases como una gripe fuerte.

Pero si lo vas diseminando por ahí, puede que el siguiente contagiado no tenga tanta suerte.

No hay más que ver las noticias de cómo están los hospitales y la cantidad de fallecidos que tenemos en España e Italia ahora mismo…

Así que, si te estás quedando en casa y estás respetando el confinamiento, déjame darte la enhorabuena por tu madurez.

Lo que estás haciendo cada día es un acto heroico, y nada fácil.

No minimices tu mérito, porque el impacto de tus actos es muy grande, y tiene repercusión mundial.

Hoy más que nunca estamos viendo que todos los habitantes de este planeta formamos parte de un mismo sistema. Somos elementos inter-relacionados, que se afectamos entre si (para bien y para mal)

Así que tenemos una gran responsabilidad.

Para con el planeta y el medio ambiente, con nosotros como especie, con nuestro país, nuestro vecindario, nuestra familia,…

Así que por ti, por la sociedad y por el mundo entero,

SIGUE QUEDÁNDOTE EN CASA, por favor.

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